Toda aspiración guarda la esperanza de lograr el éxito. Sin embargo, la ruta al triunfo está llena de imprevistos que pueden girar el rumbo de lo planificado inicialmente. El mundo de las letras no es ajeno a ello. Cada autor tiene una visión inicial que proyecta su ideal literario hacia un destino preconcebido. Aún así, el mismo es modificado por una serie de factores que pueden hundir en el olvido lo que pudo haberse convertido en una gran obra.
El impulso inicial que lleva a un escritor a tomar lápiz y papel y empezar a desbordar palabras, puede tener diversas motivaciones. Principalmente, viene acompañada de una idea y un toque de inspiración que se conjugan en un instante dado y dan a pie a la creatividad e imaginación.
En algunos casos esta fase de inspiración puede ser el producto de un plan preconcebido que buscaba dar inicio con un proyecto literario. Pero en la mayoría de los casos. la tinta y papel responden al salto no premeditado de ideas que nacen de la fuerza creativa de los escritores.
Muchos autores califican ese ápice de lucidez literaria, como un caudal imparable de palabras que luchan por surgir y ser plasmadas. Por lo tanto, no queda más remedio que tomar lápiz, hoja o los modernos ordenadores y abrir las compuertas que liberen toda esa energía creativa.
En su afán para reproducir relatos o historias muchos autores van más adelantados que sus plumas. Una vez entrada en la necesaria pausas y releído lo ya escrito, se vuelven sobre sus propios pasos y comienzan de nuevo el frenético derroche de letras y palabras.
Todo aquel que ha tomado la maravillosa decisión de embarcarse en la escritura de un libro, sabe por experiencia propia que el tiempo se convierte en campanadas, que le atraen de vuelta a la realidad y le recuerdan con amargura, que tan duro puede ser compilar un relato en las líneas de una hoja u ordenador.
Aunque es casi imposible encapsular el “toque” que le permite a un escritor exponer todo su potencial creativo, se debe enmarcar todo el trabajo relacionado con el desarrollo de un libro en un plan que permita alcanzar las metas planteadas.
Marca el rumbo
La pasión por escribir responde a muchos factores. Representa la expresión más natural que tiene el ser humano por transmitir ideas, emociones, conocimientos, relatos o cualquier tipo de vivencias. Su manifestación máxima la podemos encontrar en los libros. Estos compendios son verdaderos tesoros que han acompañado por largo tiempo el andar de la humanidad.
Cada vez son más las personas que se atreven a sumergirse en el fascinante mundo literario con la intención de escribir una obra. No obstante, los tropiezos iniciales o las frustraciones por la gran demanda de tiempo y recursos que esta actividad requiere, puede lograr quebrar la voluntad del más persistente.
A fin de evitar innecesarios quebraderos de cabeza o posibles desilusiones, un proyecto asociado a las letras debe ser debidamente planificado. Trazar un plan con objetivos y metas realmente realizables debe ser el norte de todo escritor.
Definir un objetivo debe ser el primer paso. ¿Por qué deseas escribir? ¿Existe una historia o relato que ansias exponer? ¿Sientes una natural atracción hacia el entorno de las letras? Formularse estas u otras interrogantes dará el origen de la motivación a tomar lápiz y papel para expresarte.
Una vez definido él porque es la etapa del cuándo y el cómo. Para el primero es necesario establecer plazos realmente realizables. Unas cuantas páginas de una obra pueden requerir días o semanas. Argumentación, estructuración personajes o diseño de narrativa son algunos de los elementos que requieren una porción considerable de tiempo.
El “cómo” llevarlo a cabo es una labor que no se debe dejar pasar por alto en la planificación. ¿Es un proyecto personal o pequeño que solo se desea compartir con un reducido grupo de personas? O en cambio, se sueña con un gran tiraje de ejemplares para el disfrute de cientos o miles de individuos. Dar respuesta a ello indicara cuales son los recursos que ha de disponerse para afrontar esta tarea.
No basta con tomar el ordenador y empezar a teclear el primer capítulo de un libro. Antes debe haber una planificación que desemboque en tinta y papel. Vigilar cada uno de los detalles que estén envueltos en el proceso de creación de un libro es fundamental, antes de empezar soltar la imaginación.
Enfoque y espacio
El proceso de escribir se corresponde a una serie de mecanismos complejos que ocurren en nuestro cerebro. Comprende una serie de actividades en la cuales está enmarcada el lenguaje como eje fundamental. La compresión de la lectura transmitida a través de la narración indica procesos altamente complicados de raciocinio. En fin la escritura, sitúa la inteligencia humana por encima de otras especies.
Y aunque si bien es cierto, que se da como proceso de aprendizaje de todo niño, siendo que en las mayorías de las sociedades un chico de 6 o 7 años puede dominar la escritura, esta se va desarrollando lentamente durante el tiempo.
No debemos subestimar la escritura como un elemento intrínseco del ser humano. Para lograr el máximo provecho de ella hay que establecer un enfoque y espacio para su desarrollo. La inspiración es valiosa, pero la constancia y el esfuerzo lo son más.
Lo principal es definir una rutina de trabajo. Establecer un horario para escribir resultara muy útil. Un ambiente y espacio agradable y lejos de interrupciones es fundamental. Para esto no existen reglas estrictas. Cada escritor posee ritmos distintos. Lo importante es conseguir la concentración necesaria que permita fluir todo el potencial que transformes las ideas en apreciables narrativas.
Es común que muchos autores caigan en “bloqueos” que le impidan seguir redactando líneas. Esto no representa un mayor problema. Solo se debe recuperar la calma y dejar que fluyan de nuevo aquellas sensaciones que impulsaron a escribir. Una pausa de varios días o quizás semanas dará de nuevo el enfoque necesario para seguir adelante.
Comparte tu obra
Los libros representan el símbolo de sabiduría por excelencia. Su aporte al desarrollo humano es verdaderamente loable. Compartir su contenido representa la oportunidad de transmisión de pensamientos de un individuo a otro. No importa si es un relato de ficción o teorías científicas. Todas las palabras contenidas en un texto representan la oportunidad de obtener algún tipo de conocimiento.
Es por ello por lo que, el destino final de todo libro es ser compartido. No hay lugar para mezquindades o egoísmo. No importa si va a ser distribuido a un pequeño grupo o se desea llegar a muchos, una obra debe ser publicada.
Pero alto, publicar un libro puede convertirse en un auténtico calvario si no se toman las decisiones correctas. Es un proceso complejo que requiere de verdaderos profesionales y un error en esta fase puede significar el fracaso total del proyecto literario.
Dirige tu propio destino
Una vez finalizada la obra, la sensación es de satisfacción por haber logrado tu meta. Ahora es llego el tiempo de publicarla. He aquí que muchos autores les asaltan la ansiedad. Presentar su creación a otros para que sea sometida a una rigurosa revisión, puede hacer que muchos desistan de esta idea.
En una relación de amor-odio, los autores deben enfrentarse a los sellos editoriales. A fin de cumplir las exigencias de un mercado cada vez más competitivos, estas empresas se ven tentadas a cambiar la dirección original de las obras. Y he aquí, una de las mayores causas de conflictos con los escritores.
La mayoría de los autores son muy celosos de sus obras. Entienden que cada libro escrito por ellos es en realidad una extensión de sí mismos. Difícilmente aceptaran cambios que modifiquen la naturaleza de sus creaciones. Pero no todo está perdido. Ya no es necesario depender exclusivamente de las antiguas y tradicionales casas editoriales. Tu obra puede llegar muy lejos con la autoedición o autopublicación.
Aunque en la mayoría de los casos la autoedición signifique auto financiación de los gastos que se incurrirán para llegar a publicar tu obra, existen alternativas que están cambiando el enfoque de las antiguas editoriales. Entendiendo el nuevo rumbo que le han dado las tecnologías de información al mundo, algunos sellos editoriales han empezado acompañar a los autores en los procesos de autoedición. Resalta la española Punto Rojo Libros.
Siendo de las primeras que apostaron por la autoedición, este sello ibérico ofrece todos los servicios tradicionales de cualquier editorial respetando el total control y libertad que posee el autor sobre su obra. Elementos como la cantidad de tirajes, canales de distribución o presentación serán decididos exclusivamente por el escritor.
Con la experiencia de más de cinco mil publicaciones y el respaldo de cientos de autores, entre ellos algunos de fama internacional, esta casa editorial apuesta a la autoedición como estrategia fundamental, que permite a cualquier tipo de escritor alcanzar su sueño.
Desarrolla un plan, define tus objetivos, mantén tu enfoque y espacio que son elementos claves para construir un libro. No pases por alto compartir tu creación, empleando las más novedosas herramientas de divulgación como son la autoedición y autopublicación siempre acompañándote con los mejores.